martes, 17 de mayo de 2016

Merecen ser noticia

Cuando somos jóvenes y miramos por y para nosotros, no nos damos cuenta de que los que nos rodean quieren lo mejor para nosotros. Y yo puedo afirmarlo.

Gorka es un joven adolescente de 20 años. Reside en un pueblo muy campechano y humilde, Atallu. Su sonrisa de chico inocente y la felicidad que transmite son suficientes para hacer de él un chaval estupendo con una voluntad inmensa para todo. Por mucho que quieras encontrar algo despectivo o irritante entorno a Gorka, la búsqueda se te hará imposible; ya que siempre está al lado de los suyos en los malos y en los buenos momentos. Actualmente es estudiante de ADE e ingeniería informática, y es por eso que su rutina diaria está plenamente ocupada y la mayor parte de su tiempo la dedica a sus estudios.

Su gran capacidad de afrontar las cosas con determinada calma y organizar sus tareas de forma ordenada, le permite sacar algún rato que otro para dedicarlo a adolescentes de 16 años.  Es monitor de tiempo libre en Kirikiño, un grupo de tiempo libre. Allí es donde le conocí, una tarde de sábado nos anunciaron que iba a ser nuestro monitor durante todo el curso. Los nervios abundaban entre nosotros ya que no conocíamos a los jóvenes que iban a ser nuestros responsables en todas las distintas experiencias que teníamos por delante.

Dado que nos reuníamos todos los sábados, nuestros nervios y la vergüenza del primer día fueron desapareciendo semana tras semana. En total teníamos 4 monitores, aunque en mi caso uno de ellos fue el que me más me llamo la atención; sus charlas, su manera de razonar y afrontar los problemas, la confianza que me transmitía… Puedo decir que más que un monitor era y es un amigo excelente para mí. Los campamentos en los que convivíamos todos juntos resultaron favorables y enriquecedores para todos los de mi edad y los monitores. Aunque como bien he dicho, uno de ellos era especial para todos nosotros, Gorka.

Recuerdo con un gran sabor de boca aquellos rifirrafes entre los monitores y nosotros. No nos sentíamos comprendidos por ellos, y con muchos de ellos era imposible dialogar. Con Gorka todo era distinto; podíamos charlar durante horas alrededor de una mesa hasta llegar a una conclusión. Y a pesar de no compartir en mismo punto de vista, a los 30 minutos podíamos estar haciéndonos bromas entre nosotros sin ningún pero por medio.

Estoy totalmente seguro de que esos dos años fueron totalmente enriquecedores para las personas que estábamos en Kirikiño. Los rifirrafes que teníamos fueron disminuyéndose cada vez más ya que los monitores y en especial Gorka nos inculcaron unos valores que a día de hoy los mantenemos; puedo decir que Gorka me ayudó a ver las cosas de mi alrededor y a las personas de mi entorno con gran madurez.

Como todo en esta vida, todo tiene un punto, pero no punto y final. A día de hoy tengo un buen amigo llamado Gorka,  un chico responsable que tuvo un gran papel durante aquellos dos largos años de mi infancia. Puedo decir que es el mejor monitor que he tenido y tendré, y que si algún día tengo ese papel tan importante antes unos chavales seguiré sus pasos para poder ser un gran monitor y amigo como él.


No me quedan más palabras para él. Me llevé a un gran amigo de ese grupo de tiempo libre y espero que nuestra relación de ex monitor a chaval y de amigo a amigo dure muchos años más. Simplemente, gracias Gorka, muchas gracias.  

1 comentario:

  1. Es muy bonito Imanol. Yo creo que deberías hacer que le llegue... Las cosas buenas, mejor compartirlas!!!

    ResponderEliminar