Cuando somos
jóvenes y miramos por y para nosotros, no nos damos cuenta de que los que nos
rodean quieren lo mejor para nosotros. Y yo puedo afirmarlo.
Gorka es un
joven adolescente de 20 años. Reside en un pueblo muy campechano y humilde,
Atallu. Su sonrisa de chico inocente y la felicidad que transmite son
suficientes para hacer de él un chaval estupendo con una voluntad inmensa para
todo. Por mucho que quieras encontrar algo despectivo o irritante entorno a
Gorka, la búsqueda se te hará imposible; ya que siempre está al lado de los
suyos en los malos y en los buenos momentos. Actualmente es estudiante de ADE e ingeniería
informática, y es por eso que su rutina diaria está plenamente ocupada y la
mayor parte de su tiempo la dedica a sus estudios.
Su gran
capacidad de afrontar las cosas con determinada calma y organizar sus tareas de
forma ordenada, le permite sacar algún rato que otro para dedicarlo a
adolescentes de 16 años. Es monitor de
tiempo libre en Kirikiño, un grupo de tiempo libre. Allí es donde le conocí, una tarde de sábado nos anunciaron que iba a ser nuestro monitor durante todo el
curso. Los nervios abundaban entre nosotros ya que no conocíamos a los jóvenes
que iban a ser nuestros responsables en todas las distintas experiencias que
teníamos por delante.
Dado que nos
reuníamos todos los sábados, nuestros nervios y la vergüenza del primer día
fueron desapareciendo semana tras semana. En total teníamos 4 monitores, aunque
en mi caso uno de ellos fue el que me más me llamo la atención; sus charlas, su
manera de razonar y afrontar los problemas, la confianza que me transmitía…
Puedo decir que más que un monitor era y es un amigo excelente para mí. Los
campamentos en los que convivíamos todos juntos resultaron favorables y
enriquecedores para todos los de mi edad y los monitores. Aunque como bien he
dicho, uno de ellos era especial para todos nosotros, Gorka.
Recuerdo con
un gran sabor de boca aquellos rifirrafes entre los monitores y nosotros. No
nos sentíamos comprendidos por ellos, y con muchos de ellos era imposible
dialogar. Con Gorka todo era distinto; podíamos charlar durante horas alrededor de una mesa hasta llegar a una conclusión. Y a pesar de no compartir en mismo
punto de vista, a los 30 minutos podíamos estar haciéndonos bromas entre
nosotros sin ningún pero por medio.
Estoy
totalmente seguro de que esos dos años fueron totalmente enriquecedores para
las personas que estábamos en Kirikiño. Los rifirrafes que teníamos fueron
disminuyéndose cada vez más ya que los monitores y en especial Gorka nos
inculcaron unos valores que a día de hoy los mantenemos; puedo decir que Gorka
me ayudó a ver las cosas de mi alrededor y a las personas de mi entorno con
gran madurez.
Como todo en esta vida, todo
tiene un punto, pero no punto y final. A día de hoy tengo un buen amigo llamado
Gorka, un chico responsable que tuvo un
gran papel durante aquellos dos largos años de mi infancia. Puedo decir que es
el mejor monitor que he tenido y tendré, y que si algún día tengo ese papel tan
importante antes unos chavales seguiré sus pasos para poder ser un gran monitor
y amigo como él.
No me quedan más palabras para
él. Me llevé a un gran amigo de ese grupo de tiempo libre y espero que nuestra
relación de ex monitor a chaval y de amigo a amigo dure muchos años más.
Simplemente, gracias Gorka, muchas gracias.
Es muy bonito Imanol. Yo creo que deberías hacer que le llegue... Las cosas buenas, mejor compartirlas!!!
ResponderEliminar