Hoy te escribo a ti. A ti que te
mereces todo, a ti que has tenido una vida difícil pero aquí sigues, a ti que me
miras raro y te ríes cuando no te gusta como voy vestida, a ti Aitona, a ti.
Has perdido un hijo, has perdido
a tu mujer, has perdido todas las capacidades que tenemos los demás, has
perdido la libertad de hacer lo que quieras y cuando quieras. Has perdido todos
tus conocimientos. Pero a pesar de todo eso, nunca has perdido la sonrisa,
nunca has perdido tu forma de ser (aun que nunca haya tenido la suerte de poder
conocerte bien) nunca has perdido al resto de tu familia, nunca me has perdido
a mí, a tu primera nieta, y oye, ni lo vas a hacer.
Como he dicho antes, has perdido
muchas capacidades. Pero tienes una capacidad que les falta a la mitad de los
que pueden hablar. Y es la capacidad de querer, de querer bien, de afrontar
todo lo que te venga por muy duro que sea y de demostrar que todo se puede. Hay
que decir que también eres de muy mal carácter y que te picas antes que yo,
pero como me encanta. Como me encanta que mires mal y al segundo te estés
riendo. Las caras que pones cuando la ama dice algo sin sentido que solo le
hace gracia a ella, y que al final acabamos riéndonos los tres. Como me encanta
que no pares de reírte y me des abrazos que me digan todo y como me encanta
verte disfrutar cuando ves a tus nietos pequeños.
Es difícil no poder escuchar nunca
una palabra de tu boca. Un “Te quiero Sarah” o un “ Ahora te voy a buscar” como
puede hacerlo cualquier otro abuelo normal. ¿Pero sabes qué? Gracias. Gracias
porque a pesar de que nunca voy a poder escucharte eso, me transmites más que
cualquier otra persona que me pueda hablar. Gracias porque cada vez que me ves, me
regalas tus mejores sonrisas y todo tu amor. Gracias porque has formado una
familia que muchos desearían, gracias por seguir aquí a pesar de todo, y sobre
todo gracias por ser tan tú y tan a tu manera.
Mucha historia detrás de cada una
de estas palabras y muchos sentimientos de por medio. Algún día te leeré esto,
te lo prometo. Y sobre todo te prometo que cuidaré de todos, ya que tú no
puedes hacerlo. Y que crearé una familia igual de bonita que la que has creado
tú.
Te quiero, aun que nunca te lo
diga. Te quiero y mucho.
Precioso!
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