lunes, 16 de mayo de 2016

A TI



Hoy te escribo a ti. A ti que te mereces todo, a ti que has tenido una vida difícil pero aquí sigues, a ti que me miras raro y te ríes cuando no te gusta como voy vestida, a ti Aitona, a ti.

Has perdido un hijo, has perdido a tu mujer, has perdido todas las capacidades que tenemos los demás, has perdido la libertad de hacer lo que quieras y cuando quieras. Has perdido todos tus conocimientos. Pero a pesar de todo eso, nunca has perdido la sonrisa, nunca has perdido tu forma de ser (aun que nunca haya tenido la suerte de poder conocerte bien) nunca has perdido al resto de tu familia, nunca me has perdido a mí, a tu primera nieta, y oye, ni lo vas a hacer.

Como he dicho antes, has perdido muchas capacidades. Pero tienes una capacidad que les falta a la mitad de los que pueden hablar. Y es la capacidad de querer, de querer bien, de afrontar todo lo que te venga por muy duro que sea y de demostrar que todo se puede. Hay que decir que también eres de muy mal carácter y que te picas antes que yo, pero como me encanta. Como me encanta que mires mal y al segundo te estés riendo. Las caras que pones cuando la ama dice algo sin sentido que solo le hace gracia a ella, y que al final acabamos riéndonos los tres. Como me encanta que no pares de reírte y me des abrazos que me digan todo y como me encanta verte disfrutar cuando ves a tus nietos pequeños.

Es difícil no poder escuchar nunca una palabra de tu boca. Un “Te quiero Sarah” o un “ Ahora te voy a buscar” como puede hacerlo cualquier otro abuelo normal. ¿Pero sabes qué? Gracias. Gracias porque a pesar de que nunca voy a poder escucharte eso, me transmites más que cualquier otra persona que me pueda  hablar. Gracias porque cada vez que me ves, me regalas tus mejores sonrisas y todo tu amor. Gracias porque has formado una familia que muchos desearían, gracias por seguir aquí a pesar de todo, y sobre todo gracias por ser tan tú y tan a tu manera.

Mucha historia detrás de cada una de estas palabras y muchos sentimientos de por medio. Algún día te leeré esto, te lo prometo. Y sobre todo te prometo que cuidaré de todos, ya que tú no puedes hacerlo. Y que crearé una familia igual de bonita que la que has creado tú.

Te quiero, aun que nunca te lo diga. Te quiero y mucho. 

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