domingo, 22 de mayo de 2016

COMO ELLA, NINGUNA

Hace ya 84 años que nació ella. Nunca tuvo una vida fácil, ya que en casa eran siete hermanos y tuvo que empezar a trabajar a los 12. No tuvo la oportunidad de cursar ningún estudio, por eso quizás no será la mujer más inteligente, ni la más rica, ni la más conocida, ni perfecta, pero sí valiente y ante todo, luchadora.

Es madre de cuatro hijos y abuela de ocho nietos. Varios obstáculos se cruzaron en su vida. Primero, le tocó hacerse responsable de la escasa salud de su marido y por si no fuera suficiente, estuvo a punto de perder a una hija. Pero, aun así, ha sabido salir adelante, porque no hay nada imposible para ella. Muchas veces, me gustaría ver el mundo con sus ojos, esos ojos que ven siempre el vaso medio lleno.

Hoy he pensado en ella. No ha hecho nada más que dar y dar, por eso, creo que ya es hora de que también reciba. Recuerdo muy bien la primera sonrisa que me dedicó, las primeras lágrimas que derramó por mí, aquel dulce abrazo que me dio. No sé cómo, cuándo, ni dónde, pero sé que algún día esta carta llegara a sus manos, por eso me atrevo a decirle todo lo que durante tanto tiempo he escondido en mí.

Quiero decirle que vale millones. Que aunque parezca mentira, de mayor quiero ser como ella. Sus lágrimas son mi dolor, su esfuerzo es mi victoria y su sonrisa mi alegría. Es la mujer que yo siempre he querido ser y lo seguirá siendo, siempre, porque es única, inigualable.

Soy incapaz de decirle con palabras lo que siento; que aunque ella no lo crea, la necesito, porque sin ella, no soy yo.


Ella es amama.

Merecen ser noticia

El héroe de esta historia  nació el 18 de febrero de 1935, hace unos pocos años, como bien dice él mismo.

A menudo y sobre todo cuando comemos juntos, aitona, cuando te escucho contar las historias de tu niñez, siempre me hago la misma pregunta: ¿Cómo puede una persona ser tan positiva, humilde y alegre, sobre todo alegre, aitona, cuando no has tenido tiempo de jugar en tu niñez y desde los doce años ya trabajabas más de doce horas al día?

            Joxe Arretxe es mi abuelo. En Alegi, su pueblo, es conocido con el sobrenombre de “Joxe txiki”, el hombre más bueno, fuerte y trabajador que he conocido.

            No ha tenido un vida fácil, nació en Zizurkil, pero no conoció a sus padres biológicos. Al poco de nacer; Eugenio, hombre de mucho carácter, e Inés, mujer buena y sufrida, le llevaron a su casa. Eran tiempos difíciles y desde muy pequeño tuvo que trabajar para ayudar en casa. A pesar de ser muy listo, tuvo que dejar la escuela una semana antes de cumplir los catorce años y se puso a trabajar en la papelera por la mañanas y por las tardes en la mantequillería.

            Justo una semana antes de ir a la “mili” en las fiestas de San Blas, conoció a mi abuela, como bien dice él, “la perla de Tolosa”. En 1962, se casaron y tuvieron dos hijos. Juntos, siempre juntos, han pasado los últimos 54 años de su vida, toda una vida acompañando y cuidando a mi abuela. Juntos a todas partes, momentos bonitos y duros, pero siempre juntos, como a él le gusta decir “el trucho con la trucha”.

            Hace casi 17 años nació su única nieta, yo misma. Siempre dice que nunca ha sido tan feliz como ese día, que mi nacimiento le dio la oportunidad de vivir la niñez que él no tuvo.

            Buen marido, padre entregado y abuelo, como definirte, el mejor abuelo del mundo, mi héroe. Ese héroe de los cuentos que siempre te salva de todos los peligros, que aparece en las situaciones más complicadas, que te saca la mejor de las sonrisas cuando el mundo se te cae encima. Ese héroe eres tú, aitona. Solo me queda darte las gracias porque lágrimas ya no me quedan; pero,  son  lágrimas de emoción y de agradecimiento, aitona, no te creas . ¡Que suerte tengo de tenerte conmigo! Y ala,  a seguir por la derecha….como tú dices.



miércoles, 18 de mayo de 2016

MERECEN SER NOTICIA

          Mi amona es una mujer que va todos los fines de semana a misa y después de salir de misa va con mis primos pequeños a hacer la compra, pero no para ella, para los pobres indigentes que vagan por las calles de Tolosa.


          Ella es mi gran heroína, aunque sea un poco ingenua y fácil de engañar, es imposible hacer algo malo a esta humilde y hermosa mujer, algún día de estos explotara su corazón de lo grande que se hace día tras día. Como todas las amonas, por su culpa, este año e engordado 8 kilos, pero desde pequeño ha sabido poner los ingredientes necesarios en mi vida para ser la persona que soy ahora mismo y por eso he decidido hablar sobre ella. 



           Tengo que agradecerle todo, pero sobretodo que las veces que nosotros no hemos podido estar ahí para ayudar a la gente desfavorecida ella siempre está lista para hacerlo y seguramente sea el ángel de la guarda de muchos otros al igual que es la mía. Todos que la conocemos sabemos que se preocupa más de los demás que por sí misma y es el motivo por el que hago este texto porque quiero que vea que aun que viva para hacer felices a los demás que ella también debe de cuidarse más.




                Es una gran persona, que en mi vida me voy a olvidar de ella.

No al maltrato!



Nerea Aramburu

Elene Ulacia

Mireia Sánchez


Nerea Arburua
Idoia Armendariz
Nerea Otaegui

martes, 17 de mayo de 2016

Merecen ser noticia

        “Solo tú puedes decidir qué hacer con el tiempo que se te ha dado” dice una frase de una famosa película.
         
        Ander es un joven como todos los demás. Tiene 24 años, es licenciado en Química, practica deporte, sale con los amigos… Hace lo que se dice que haría un joven de su edad. Sigue estudiando para continuar completando su currículum, ya que pronto tendrá que empezar a buscar trabajo, y en la época en la que vivimos, pues ya sabemos que la situación es la que es.
              
          Su rutina se basa en levantarse de la cama temprano bien para estudiar o bien para ir a clases de inglés particular. Después, aunque no tantas veces como él querría, sale a practicar deporte con la intención de hacer la mañana más amena y hacer lo que le gusta, que nunca viene mal. Come en casa siempre que puede, y a las tardes da clases particulares o va a entrenar a fútbol.

Desde siempre ha sido un chico aplicado, responsable, maduro, paciente y sobre todo un poco vacilón. Le gusta meterse con la gente, provocarle, pero siempre con buena intención. Aunque también es verdad que a veces vacila tanto que el de al lado se enfada, y mucho, con él. También es verdad que el enfado es instantáneo, que no dura más de cinco minutos.
               
          También tiene una cualidad especial que me hace fijarme especialmente en él. Es la capacidad de mantener siempre la mente fría. Ante cualquier situación, bien sea buena o mala, hace las cosas pensándoselas dos veces antes de realizarlas. Tiene capacidad para analizar la situación rápidamente y saber qué debe hacer para que pueda salir parado de la mejor manera posible. A mí se me hace imposible.
              
          Pero aparte de todo esto, también hace un trabajo que no está obligado a hacer, y que es muy difícil realizarlo exitosamente. Lo hace tanto en casa como fuera de ella, y se trata de ejercer de hermanos. Parece sencillo, pero en realidad hay mucha diferencia entre ser hermano y ejercer de hermano.
               
           Se trata de que los más jóvenes de la casa te tomen como un ejemplo a seguir, una persona en la cual fijarse. Llevar una buena conducta, ser amable, que esté siempre que pueda dispuesto a ayudar, respetar a los de alrededor… eso es lo que hay que hacer, “básicamente”. Y pongo “básicamente” porque aunque parezca sencillo no es nada fácil, como ya he comentado anteriormente.
              
           Y es por eso que he decidido escribir este texto. Lo he escrito para darte las gracias, por haber hecho de tu persona un ser en el cual me puedo fijar y puedo tomarme como un ejemplo a seguir, como un modelo. Gracias por hacer mis días algo mejor con tu presencia, y gracias por haberme ayudado siempre que has podido, incluso en los momentos en los cuales pedir ayuda era lo último que se te podía pasar por la cabeza. Espero que la hermandad y la amistad que hemos conseguido hasta ahora no se borre ni pare, solo quiero que continúe, porque un hermano no se tiene tantas veces como queremos. Te estaré siempre agradecido.

                  
       Sé que nunca te he dicho las palabras que te mereces oír, ni lo haré ahora. Tal vez sea por vergüenza, pero bueno, es lo que hay. Con que realmente pienses que lo que pienso de ti son todas cosas buenas me vale. Y supongo que lo harás. Y bueno, que esto no pare.